Las podemos diferenciar en humedades del propio sistema de colocación (humedades de obra) o humedades por capilaridad, desde un plano de agua existente.
Humedades de obra
Las patologías debidas a las humedades de obra estarán normalmente asociadas un exceso de agua que proviene del momento de la colocación, ya sea del amasado del mortero de agarre, de un exceso de agua en el soporte (pared de ladrillo, hormigón, etc).
Este exceso de agua no se evapora correctamente, dando lugar a humedades que, en su proceso de salida hacia el exterior, afloran en forma de manchas oscuras o, en ocasiones, cuando las placas están pulidas y/o resinadas, rompiendo el resinado en forma de burbujas o cráteres.
Humedades por capilaridad
Aunque éstas son menos comunes en interiores, ocurren cuando el agua asciende desde un plano horizontal (que podría ser el terreno) por los vasos capilares del elemento pétreo, en este caso, de las placas para el revestimiento de paramentos. Este tipo de humedades se solucionan interponiendo una barrera frente a la humedad entre el elemento pétreo y el plano de agua, así como seleccionando materiales con baja ascensión capilar.